El Cuervo venció por la mínima diferencia a la Fragata en Ingeniero Maschwitz y dio otro paso vital para soñar con el ingreso al Reducido. Si bien a los dirigidos por Gustavo Cisneros les cuesta ganar con comodidad y sin sobresaltos, arrastran un invicto de nueve encuentros que los deja expectantes de cara al octogonal final.
No tiene nombres pero sí recambio. Así es este Fénix que puede no tener a Facundo Vera y Andrés Vombergar, pero se las arregla para generar peligro con Sebastián Rivas y también con Mathías Crocco. La víctima, en esta oportunidad, fue un Almirante Brown que no sólo no levanta cabeza sino que además completó una semana nefasta con una goleada que le propinó Tristán Suárez en Ezeiza y, luego, una derrota en casa frente a su eterno rival, Deportivo Morón.
La lesión de Federico Marcucci en la entrada en calor cambió todos los planes para Cisneros que buscó entre los suplentes y mandó al ex juvenil de Huracán, Crocco, como reemplazante. Y el Cuervo apostó a su libreto de esta temporada: asfixiar al rival desde el arranque para conseguir cuando antes el gol de la victoria y luego manejar los hilos de la contienda.
El tanto finalmente llegó a los 25 minutos a través de un cabezazo de Crocco en el que no pudo hacer nada Bruno Centeno. Ricardo Kuzemka y sus jugadores carecieron de ideas para revertir el básico 1 a 0. En parte porque el local se cerraba muy bien atrás con la autoridad de Facundo Simioli que continúa atravesando un gran momento, y también porque los de Isidro Casanova ni siquiera pudieron generar juego con la entrada de Sebastián Sciorilli a falta de veinte minutos para que termine el partido.
Fénix, conforme con el 1 a 0, celebró el triunfo y empezó a hacerse la cabeza de una posible plaza en el Reducido. Es cierto que quedaron puntos importantes en el camino. Pero peor está Almirante Brown que, por historia, debería pelear por los puestos de vanguardia y este presente lo ubica abajo con ocho derrotas en los últimos once partidos.
