Otra vez los violentos se apoderaron de un evento deportivo. Otra vez, por culpa de los mismos inadaptados de siempre, un partido de fútbol no pudo llegar a su fin. Almagro estaba venciendo por 3-1 a Estudiantes, quedándose con el clásico de 3 de Febrero y la clasificación al Reducido, pero cuando corrían 34 minutos, algunos «hinchas» del dueño de casa rompieron el alambrado y obligaron a Ramiro López a finalizar el encuentro antes de tiempo. El Tricolor logró meterse en la final, venciendo como visitante y dejando afuera a su clásico rival.
Una nueva edición del clásico entre Estudiantes y Almagro se llevaba a cabo en el Ciudad de Caseros. En el marco de la semifinal del Reducido, en busca del pase a la gran final, Pinchas y Tricolores chocaban con la misma ambición: ganar y dejar afuera a su rival de toda la vida.
Ramiro López dio la orden de inicio en un partido que prometía. Sin embargo, los primeros minutos se jugaron como suelen jugarse los clásicos: poco juego, mucha presión, pocas ideas y mucha fricción. Corrían los segundos y las acciones de peligro brillaban por su ausencia.
A los 19 minutos, en el primer remate al arco del partido, Estudiantes conseguiría romper el 0 en el marcador: tras un córner y un cabezazo dentro del área, Hernán López se encontró con la pelota y con un fuerte remate venció a Agustín Gómez. Explotaba el estadio al grito del gol.
Con la ventaja a su favor, Estudiantes controló a su rival y manejaba los tiempos del partido. Almagro abusaba del pelotazo sin lograr inquietar a Ramiro Martinez. Todo indicaba que llegaríamos al descanso con el resultado a favor del dueño de casa. Pero en el último suspiro de la primera mitad, el Tricolor encontraría su gol: Oscar Altamirano peinó la pelota a la salida de un córner desde la izquierda, para la aparición de Emiliano Ronconi. Con su pierna diestra, el N°4 de Almagro lograba la igualdad en el resultado.
Golpeado en su orgullo, y empujado por su gente, Estudiantes salió a la segunda mitad en busca del gol que lo aventaje en el resultado. El Pincha atacaba pero también se descuidaba en el fondo. Y ese error iba a ser muy caro para el elenco de Kopriva: a los 7 minutos, tras un córner despilfarrado por Estudiantes, Almagro atacó de contraataque dejando a Matías Ruíz Sosa cara a cara con el arquero Martinez. Y el número 11 no perdonó y lograba dar vuelta la historia para el equipo de José Ingenieros.
El baldazo de agua fría pegó duro en el Pincha que ahora buscaba el gol que le permita acceder a los penales. Y Almagro nuevamente aprovecharía los errores y espacios en el fondo de su rival: a los 17 minutos, Ignacio Colombini escapó por la derecha y asistió de gran manera a Damián Arce para colocar el 3-1 y ampliar la ventaja. Ahora, 2 goles separaban a un pálido Estudiantes y a un motivado Almagro.
El tercer gol que recibió el Pincha fue un golpe a la moral y confianza de los jugadores, que no lograban hilvanar una jugada con más de 3 toques. Almagro, por su parte, se floreaba e iba en busca de una humillante goleada contra su clásico rival. Ronconi, con el correr de los minutos, se convertía en la figura excluyente del partido, por sus desbordes y dolores de cabeza generados a los jugadores e hinchas de Estudiantes.
Los minutos transcurrían con el mismo resultado, hasta que llegó el 34′. Los hinchas de Estudiantes en la Popular, perdieron la paciencia y comenzaron a romper el alambrado que separa la tribuna del campo de juego. La policía se movió rápidamente para el lugar, pero debido al daño ya causado y la gran cantidad de gente amontonada en la popular haciendo presión, Ramiro López decidió dar por finalizado el encuentro ya que no contaba con las garantías necesarias para poder brindar el espectáculo deportivo.
Tras la suspensión definitiva, la furia de estos «hinchas» creció aún más. Tanto fue así que el incidente se trasladó a las afueras del estadio, teniendo como resultado lluvia de piedras y balas por parte de los agresores -los hinchas- y los que se defendían -los policias.
De esta manera, una nueva página negra se escribe en los libros del fútbol argentino. Otra vez, la violencia volvió a dar presente y obligó a que finalice de manera anticipada un cotejo deportivo. Otra vez los inadaptados de siempre pudieron más que el resto y obligaron a concluir el espectáculo.
En cuanto a lo deportivo, Ramiro López dio por finalizado el encuentro, permitiéndole a Almagro meterse en la final del Reducido en busca del segundo ascenso. Aún resta confirmarse el fallo del Tribunal de Disciplina, pero lo más seguro es que el conjunto de José Ingenieros -por mérito deportivo- tenga su lugar en la final para lograr volver a la Primera B Nacional tras varios años de navegar por esta categoría.
Almagro es fútbol (ganó el fúbol!)