El 19 de mayo de 1978 César Luis Menotti dio a conocer la lista de convocados para la Copa del Mundo en Argentina. La historia recordará por siempre que Diego Armando Maradona fue uno de los tres futbolistas desafectados de la preselección, hoy homenajeamos a los otros dos: “Lito” Bottaniz y el “Tigre” Bravo
19 de mayo de 1978. El entonces entrenador del Seleccionado argentino, César Luis Menotti, daba a conocer la lista final de los convocados que disputarían por nuestro país la Copa Mundial de Argentina 1978. Cuentan que el “Flaco” se acercó a la prensa presente y comunicó la decisión tras un tajante “Simplemente tenía 25 jugadores y debía inscribir 22”. Uno de esos tres desafectados era nada más y nada menos que Diego Armando Maradona, joven promesa del fútbol nacional, en una historia que más o menos conocemos todos. ¿Pero quiénes son los otros dos tipos que perdieron sobre la hora la posibilidad de grabar su nombre en la exclusiva lista de Campeones Mundiales? A continuación un humilde homenaje.
Víctor Alfredo Bottaniz nació en Rosario, Santa Fe, el 12 de mayo de 1953. Se desempeñó como marcador lateral o volante por la izquierda y debutó profesionalmente con la camiseta de River Plate en septiembre de 1973, un juego donde “La Banda” cayó por la mínima frente a Independiente.
Tras poco más de una veintena de partidos con la casaca Millonaria “Lito” fue contratado por Unión, formando parte de un momento excepcional en la historia Tatengue. Bajo la conducción del entrenador Juan Carlos “Toto” Lorenzo los santafecinos se afianzaron en su retorno a Primera División con una campaña notable que los posicionó en el centro de la escena deportiva.
Unión se mantuvo en los primeros puestos de la tabla y tuvo un año inolvidable durante 1978, siendo el equipo de Primera que más puntos sumó computando Nacional y Metropolitano (Donde terminó dos unidades debajo del campeón Quilmes), manteniendo una racha de 24 partidos sin derrotas y dándose el lujo de golear a 5 A 0 a River como local, antes de hacer historia en la Boca con un contundente 4 a 0 (Lito aportó un gol).
El espectacular rendimiento de Bottaniz lo llevó a la preselección de Menotti para el Mundial 78, junto a Leopoldo Jacinto Luque, entre otros compañeros de Unión. Lito disputó una de las tres ediciones de la Copa Mariscal Ramón Castilla ante Perú, con triunfo dos a uno, pero terminó quedando fuera de la lista final. Pese a la decepción Bottaniz tomó la decisión de acompañar al equipo durante toda la Copa del Mundo por pedido del entrenador, en dialogo del año 2007 con Diario Olé Lito contó lo que le dijo Menotti en ese momento: «Usted me hará feliz si se queda. No se vaya, pero tiene el derecho de hacerlo y putearme porque le estoy sacando la ilusión de su vida”. En dicho reportaje Bottaniz cuenta que el Flaco le regaló de forma simbólica su medalla de Campeón; lamentablemente esta le sería robada algunos años después.
Su carrera continuó en Racing Club de Avellaneda, durante el turbulento arranque de los 80 que tuvo la Academía. Sumó otros dos pasos por Unión y también vistió las camisetas de Temperley y Central Córdoba de Santiago del Estero. Jugó más de 400 partidos y anotó 34 goles. Quienes lo vieron jugar hablan de su buen porte físico, carácter aguerrido, pasional y un criterioso trato con el balón. Muchos lo señalan como uno de los innovadores en buscar el área rival con saques desde el lateral.
Una vez retirado su profesión se mantuvo en ascenso, es reconocido a nivel sudamericano en materia de formación de jugadores. Trabajó en la Liga de Quito y en más de una oportunidad se lo mencionó como parte responsable de la Copa Libertadores que LDU logró en 2008.
Humberto Rafael Bravo nació el 2 de diciembre de 1952 en Añatuya, Provincia de Santiago del Estero, cuna del prolífico letrista Homero Manzi. Hablar del “Tigre” Bravo es hablar de Talleres de Córdoba, club en el cual debutó el 18 de abril de 1974. Su primer partido con la casaca Albiazul marcaría a fuego su destino, convirtiendo un gol en Alta Córdoba para contribuir a que su equipo derrote por dos a uno a Instituto.
Formó parte de una importante restructuración institucional de la T, bajo la cabeza dirigencial del empresario Amadeo Nuccetelli. En sus inicios como profesional trabajó bajo la conducción técnica de dos referentes como Ángel Labruna y Adolfo Pedernera, tardando muy poco en consolidarse como goleador.
Entre 1974 y 1979 Talleres fue líder absoluto en la Liga Cordobesa, arrasando en cada competición para consagrarse campeón seis veces consecutivas (Bravo participó en cinco). El 25 de mayo de 1976 Humberto Rafael Bravo se metería para siempre en el corazón del hincha Tallarín, anotándole cuatro goles a Belgrano para ganar aquel Clásico Cordobés en el Gigante de Alberdi. Póker como visitante para el Tigre, que años atrás era rechazado en las inferiores del Pirata. Esta histórica paliza ocurrió en el marco del Clausura 76 del campeonato regional, durante los 66 partidos que estuvo el Albiazul sin caer derrotado.
En 1977 la T clasifica invicto en los regionales para llegar afilado al Nacional de ese año, Humberto Bravo colabora con 10 goles en 14 partidos para que su equipo gane la Zona “C” y acceda a la ronda final. En semifinales el Albiazul se midió con Newell´s, tras empatar uno a uno en Córdoba el Tigre Bravo anotó el gol de la clasificación, en Rosario. El cotejo decisivo se jugó en enero de 1978 frente a un enorme Independiente, que comandado futbolísticamente por Ricardo Bochini conseguiría un agónico empate en Córdoba y se consagraría campeón gracias a la regla del gol visitante.
Un rendimiento personal excelente, y 44 goles en los 47 partidos que disputó durante 1977, le valieron la convocatoria al Seleccionado Nacional. Los excelentes delanteros del momento influyeron para que el Tigre quedara fuera de la lista final, a la que sí accedieron sus compañeros de equipo José Daniel Valencia, Luis Galván y Miguel Oviedo.
Bravo pasó de Talleres a Europa, vistiendo la camiseta del Paris Football Club en la Primera División del Fútbol Francés. Retornó a Talleres de Córdoba en 1980 y tuvo pasos por el Deportivo Cali de Colombia y Deportivo Maipú de Mendoza. Tiene la curiosidad de haber anotado la diana que acabó con la histórica racha de Carlos Barisio y sus 1.709 minutos sin recibir goles en el arco de Ferro. Es el segundo goleador histórico de Talleres de Córdoba, detrás de Miguel “La Wanora” Romero. Disputó oficialmente 237 partido en la T, convirtiendo 140 goles.