Mauro Miraglia fue el héroe de Comunicaciones en la victoria ante Acassuso por 1 a 0 en Agronomía. El cero a cero parecía sentenciado pero el mediocampista central se transformó en un delantero de área improvisado y desniveló con un gran cabezazo tras un centro perfecto de Julián Barría en tiempo de descuento. El chico de 20 años se ganó un puesto entre los titulares con la llegada de Sergio Leroy como técnico del Cartero y partido a partido cumplió en su puesto. El volante atendió a Vermouth Deportivo, expresó sus sensaciones del momento en el equipo y explicó la jugada del gol agónico del encuentro ante el Quemero.
Vermouth Deportivo: ¿Cómo vivís la confianza del Sergio Leroy y la titularidad de los últimos partidos? ¿Cuánto soñaste con este este momento?
Mauro Miraglia: La confianza del Colo (Leroy) fue muy gratificante. Me puso de titular el primer partido y me ayudó mucho sumado al apoyo de los demás chicos del plantel. Me dio una posibilidad grande y sé que tengo que aprovecharla. Estaba esperando mucho este momento porque con el Chano Orfila jugué algunos partidos pero fueron muy distanciados uno del otro y nunca agarré continuidad como la de ahora. Creo que era uno de mis objetivos: tener minutos de juego que sé que me van a ayudar.
VD: ¿Cuán necesaria era esta victoria para reinvindicar el trabajo de local que no fue bueno en el inicio del 2018?
MM: La victoria es importante siempre y más por el momento que estamos pasando que no se nos venían dando los resultados con el cambio de técnico hace poco. De estar en la final del reducido y perderla por una injusticia a que no se empiecen a dar los resultados era difícil.
VD: ¿Cuál fue tu lectura en la jugada del gol? ¿Te acordás de todos los pasos que diste antes del tanto?
MM: Escuché al árbitro que se iban a jugar cinco y entonces, a pesar de que no nos quedaba mucha pierna ni aire, sabía que en algún desborde podía sumarme al área porque lo iba a tener a Melo (Rodrigo) aguantándome atrás. Acompañé la jugada, vi el hueco en el área y pensé que si el centro venía para ese sector iba a quedar solo. Por suerte tuve la cuota de suerte de que Julián Barría me la mandó a la cabeza.
VD: Ahora más en frío, ¿la emoción del gol pagó todo el peso que te «comiste» en la montaña del festejo?
MM: Ni hablar. Cuando vi la pelota entrar dejé de sentir la lluvia. A partir de ahí ni siquiera pensaba. No caía, sólo caí al piso y después se vinieron arriba los demás chicos. No podía creerlo, sentí una emoción bárbara. El disfrute del momento tapó todo.
