El Funebrero había jugado en Primera pero estaba muy lejos de volver a la elite. La temporada 2004/05 agarró al club de San Martín en un mercado de pases catastrófico, incorporando juveniles de Boca Juniors, pocas piezas rutilantes, y acabó salvándose milagrosamente del descenso. Sin embargo, hubo un antes y un después de la noche que desnudaron a todos, un 28 de mayo, hace exactamente una década y media.
El encuentro iba televisado pero la gente, como de costumbre, acompañó igual a Chacarita Juniors. La gélida tardenoche de otoño y la comprometida situación con los promedios no eran excusa para que el Tricolor de ley estuviese en el viejo estadio de tablones. Claro estaba, las expectativas eran pocas pero la esperanza era lo último que iba a perderse.
Era la gran oportunidad de ganar en casa y enderezar la llama de la utópica ilusión. Dejar puntos en el camino era resignarse o esperar que Defensores de Belgrano cediese algún poroto en las fechas que restaban. Sin embargo, aquél 28 de mayo de 2005, el Funebrero salió tan dormido como desesperado a medirse con la Comisión de Actividades Infantiles en San Martín.
Pero la noche se puso cada vez más oscura. Los cánticos no eran de aliento y los goles de la CAI llegaban por intermedio de Gabriel Bustos y Martín Cabrera. Así, el Tricolor se iba al descanso siendo golpeado duramente por un elenco de La Patagonia que sólo hacía sus deberes en Villa Maipú pero dejaba al borde del descenso a la Primera B Metropolitana a uno de esos históricos clubes del fútbol argentino.
Estaba todo indicado para que arranque la segunda mitad cuando, de repente, empezó lo inesperado. Se abrió una puerta, y otra, y la invasión se tornó incontenible. Una horda de simpatizantes pisaron el césped con la única misión de terminar con la pesadilla, que no se juegue más. Para eso, no tuvieron mejor idea que robarle toda la ropa a los jugadores del Funebrero pero así también a los deportistas de la escuadra de Comodoro Rivadavia. Desnudos, los 22 protagonistas, no tuvieron más remedios que marchar al vestuario.
El partido se suspendió, finalmente le dieron el encuentro ganado a la CAI por 2 a 0, pero los de Villa Maipú sólo tuvieron una sanción por el estadio. Un hilo de vida quedaba pendiente y supieron aprovecharlo en las fechas siguientes para condenar finalmente en un desempate, jugado en Huracán, a Defensores de Belgrano. Sin embargo, la historia del día fue que se cumplen exactos 15 años de la noche en la cual Chacarita Juniors dejó en pelotas a todos.