La furia de la gente del Rojo con la dirigencia se trasladó a las calles de Avellaneda y, a horas del encuentro ante el Decano, los organismos de seguridad suspendieron la contienda porque no estaban las condiciones dadas para el evento del sábado por la tarde.
Previo a la Asamblea que se llevó a cabo en la sede de Independiente ubicada en la Avenida Mitre, un grupo de fanáticos se convocó para expresar su desagrado con la comisión directiva comandada por Hugo Moyano. Con carteles alusivos al gremio de los Camioneros y a su color verde, los cánticos exigían renuncias.
Sin soluciones en un corto plazo, y con los comiciones posiblemente recién en el mes de septiembre, la furia de los hinchas continuó con corridas, represión, y balas de goma. El gas pimienta, y los piedrazos, decoraron el atardecer de Avellaneda y eso decantó en la ineludible suspensión.
Independiente debía recibir a Atlético Tucumán el sábado por la tarde bajo el marco de la décima fecha de la Liga Profesional del Fútbol Argentino. Una vez más, perdió el fútbol. La culpa no es claramente de los socios ni de los fanáticos que se hartaron de una situación que continúa siendo caótica en el Rey de Copas.
Foto: (Photo by Gustavo Ortiz – Pool/Getty Images)
