El equipo del Viaducto volvió a la victoria en casa y quedó por ahora en segundo lugar, luego de un partido de poco nivel y mucha somnolencia entre los aficionados de Sarandí
Camisetas azules con otras celestes y rojas se cruzaron en Viaducto de Sarandí. Dos equipos con realidades diferentes, uno rozando los puestos de clasificación al inferno y otro con aspiraciones al llegar al paraíso de la Superliga. Dos estilos de juego distintos, posesión versus contraataque. Pero todo se quebró y el vencedor del encuentro consiguó los tres puntos, como podría haberse ido con las manos vacías.
“Cuarenta y cinco minutos de poco”, resume el primer tiempo. Pocas llegadas y poca profundidad englobaron un comienzo de partido que más que entretenido fue un invitación a la siesta en la tarde de viernes.
Los dirigidos por Sergio Rondina controlaron el balón pero sin acercarse demasiado al área rival. El Gallo esperó agazapado salir en velocidad para romper con la defensa de los locales, pero al no aprovechar las oportunidades, lentitud y pocas situaciones marcaron la tarde.
Ya en la segunda parte y con un público con pocas esperanzas, los modos de juego cambiaron a la hora de partido y Morón pasó de dominado a dominador al manejar mejor la pelota y hacerse lugar en el campo del Arse. Ante esta circunstancia los locales comenzaron a asustar con rápidas salidas de los recién ingresados Alejo Antilef y Sebastián Lomónaco.
Sólo con diez minutos restantes en el marcador, una ráfaga celeste y roja voló a través del campo rival, quedó Lomónaco con la número 13 en su espalda, mano a mano con el arquero Bruno Galván y le dió la alegría a su gente al empujar el esférico contra la red.
Arsenal ganó y quedó segundo en el campeonato con el acompañamiento de su gente al grito de “Vamos a volver” alimentando la ilusión del retorno a Primera. Morón por su parte se acerca cada vez más a la zona roja y peligra su permanencia en la categoría.
