El gol de Pedro Damián Monzón fue como un viento que llevó las esperanzas de la Albiceleste de la sureña Nápoles a la septentrional Turín. El conjunto de Carlos Salvador Bilardo se aseguró un lugar en octavos de final tras el empate 1 a 1 frente a la Tricolorri en el San Paolo y, con esa brisa de frescura, irá en búsqueda de un Brasil que aún perdió pero jamás pudo salir del angustioso torbellino generado entre su gente y el plantel.
Sacando un milagro o que la Verdeamerelha no quiera medirse con Argentina y se deje golear por Escocia, habrá Superclásico de las Américas en la ronda de dieciséis del Mundial de Italia 90. Los del «Narigón» apenas igualaron con Rumania que también clasificó a la siguiente instancia como el segundo mejor país del grupo B de esta Copa del Mundo.
Los muchachos de Emerich Jenei llevron algo de riesgo en el primer tiempo y la Albiceleste se salvó gracias a una notable actuación de Sergio Javier Goycochea. Un bombazo de Mario Lacatus, que descolgó el «Vasco» de su ángulo zurdo fue uno de los primeros avisos de los europeos. El otro fue un magistral tiro libre del fenomenal, Gheorghe Hagi, hombre del Real Madrid, quien estuvo muy cerca de ubicar la redonda del vértice superior izquierdo.
La pelota parada también le sirvió como arma a los jugadores de Bilardo. El nacido futbolísticamente en Los Andes, José Tiburcio Serrizuela, fue utilizado para disparar un misíl de casi 30 metros que Silviu Lung atinó a seguir con la mirada mientras le peinaba la pintura al travesaño de la Tricolorii.
Rumania era más en Nápoles. En el inicio de la segunda mitad, Gavril Pelé Balint castigó contra el «Goyco» después de una linda asistencia de Hagi pero el oriundo del norte de la provincia de Buenos Aires respondió con creces para mantener su valla en cero. Y lo que sí aprovechó Argentina fue la máxima de aquellos goles que no entran en un arco y sí ingresan en el contrario. Así fue como a los 18 de la etapa final, Diego Maradona le dio una rosca fascinante a un tiro de esquina y Monzón de cabeza le dio un viento de felicidad a los sudamericanos.
El 1 a 0 duró poco para los de Bilardo. Ioan Andone con un frentazo todavía debe estar tratando de encontrar explicaciones de cómo se perdió el empate tras una flojísima salida de Goycochea. A esa altura, los del «Narigón» saboreaban el primer lugar del grupo con el triunfo parcial ya que Unión Soviética estaba aniquilando a Camerún. La mente estaba puesta en la cancha y en evitar a Brasil pero los Dacios merecían la igualdad y la consiguieron a los 23 minutos de la complementaria.
Un gran centro de Mircea Rendic, zaguero volcado completamente al ataque, descolocó al arquero de Argentina que fue de aquí para allá como un perro corriendo un plato volador. Ioan Sabau bajó ese envío aéreo de cabeza y finalmente Balint empujó el esférico hacia la red para estampar cifras definitivas que posicionaban mejor a los europeos y relegaban a los criollos al tercer lugar de la zona.
Con un buen rato por delante y con todos los cambios ofensivos hechos, la Albiceleste fue en búsqueda de un triunfo que, con el diario del lunes, lo hubiese depositado en la ronda de dieciséis contra el accesible Colombia. La historia fue otra, el portugués Carlos Silva Valente marcó el final, y como el Monzón, los de Bilardo tuvieron que soplar del sur napolitano al norte de Turín.
Clasificados con algo de angustia tanto Rumania como Argentina, el 1 a 1 dejó mejor parados a los europeos que tendrían un oponente más accesible en octavos de final de Italia 90. La diferencia estaba en que los sudamericanos entendían de ciclones, anticiclones, y que además del Monzón de verano en el viejo continente, guardaban la carta climática del «Hijo del Viento» para el Superclásico contra la Verdeamarelha.
ARGENTINA (1) – Goycochea; Monzón, Serrizuela, Simón, Basualdo; Batista, Olarticoechea, Troglio, Burruchaga; Maradona; y Caniggia. DT: Carlos Salvador Bilardo.
RUMANIA (1) – Lung; Rednic, Klein, Andone, Rotariu; Lupescu, Popescu, Sabau; Hagi; Balint y Lacatus. DT: Emerich Jenei.
ESTADIO: San Paolo (Nápoles)
GOLES: 18´ST Monzón (A) y 23´ST Balint (R)
ÁRBITRO: Carlos Silva Valente (Portugal)
Increíble ese equipo rumano, quizás incluso más fuerte del de 1994, pero tropezó sobre el rival aparentemente más fácil que le podría haberle tocado en suerte, y de suerte se trató, pues fue el sorteo que le dio a Irlanda el segundo puesto del grupo F y el cruce con Rumania, en tanto que Holanda, tercera, tuvo que jugar el clásico con Alemania. Lástima la eliminación de los dacios, contra Italia hubiese sido un hermoso cuartos de final, Baggio vs Hagi. Además en caso de que Rumania eliminara a Irlanda y se le diera la heroica contra los italianos hubiera acaecido algo rarísimo y que creo que nunca ocurrió en los mundiales (y que por tanto, creo, nunca podrá ocurrir): que dos selecciones se enfrenten dos veces en el mismo mundial, en DOS INSTANCIAS DIFERENTES pero jugando en LA MISMA CANCHA ( dos instancias diferentes, por lo tanto no valen los desempates de las ediciones de 1934 y 1938). Claro, si Rumania seguía su recorrido exitosamente hasta semifinales hubiera vuelto a medirse con Argentina, y lo habrían hecho nuevamente en el estadio San Paolo de Nápoles. De todas formas mirando de vuelta el partido anoche revaluo bastante el Mundial de Italia, lo feo era el público, salvo los partidos de Italia, Alemania, Inglaterra, Irlanda, Holanda y Escocia, por ahí Bélgica, en el resto las tribunas quedaron medio vacías y eso creo que contribuya al juicio negativo sobre el campeonato, incluso más que el bajo promedio de anotaciones. Felicitaciones por la página. Saludos y cuando lo deseen me gustan fútbol, cultura, deporte y escribir. Abrazos